Gabriel Galindo, de soñar ser músico a plasmar historias en retratos

Por lhernandez
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El joven es de una familia de la cual han surgido diversos artistas hondureños.

La Esperanza, Intibucá. Fue en el 2012, después de culminar la primaria en la escuela Lisandro Quezada ubicada en la colonia Hato de Enmedio, Tegucigalpa, cuando Gabriel Galindo, quien actualmente estudia Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), realizó su primer paso para ser músico, sueño que anheló desde que era niño.

Gabriel Galindo empezó a tocar la guitarra desde su niñez, convirtiéndose en uno de sus pasatiempos favoritos.

Desde su infancia, la música formó parte de Gabriel debido a que creció en una familia de artistas, siendo su papá, Óscar Gerardo Galindo, el bajista de “Banda Blanca”, grupo musical hondureño activo desde 1971; así mismo, su hermano mayor y su tío también son músicos.

Por tal razón, al crecer rodeado de artistas, el sueño del joven Galindo era vivir de la música; para ello, se tuvo que inscribir en la Escuela Nacional de Música, siendo este el primer y último paso que dio para seguir el recorrido de sus familiares, debido a que no aprobó el examen de admisión de esa institución.

A pesar de ser el sueño que tuvo en la infancia para poder seguir la carrera de su papá y de su hermano, el joven universitario considera que él no forma parte del ambiente musical, debido a que no le gustan los lugares con mucha gente o con mucho ruido; igualmente, aprendió a tocar el bajo y la guitarra de forma empírica, siendo este parte de sus pasatiempos.

Cambio de arte

El sueño artístico de Gabriel Galindo no culminó al no poder ingresar en la Escuela Nacional de Música, sino que se transformó; al joven que estudia Periodismo no solamente le apasionaba la música, sino que también las demás formas de expresión como el baile, la escultura, la pintura y el dibujo.

Galindo le tiene un profundo amor al arte en general y un gran interés a las artes plásticas, por lo cual, desde que estaba en primaria rayaba los cuadernos y las paredes, formando así sus primeras figuras trazadas.

Con los años, el joven artista dibujaba pero solo de manera ocasional; Gabriel lo hacía como un pasatiempo, sin saber que este se convertiría en su próximo sueño.

Lo anterior cambió en un concurso de dibujo en el que participó cuando estaba en el colegio, precisamente en el 2014; Galindo fue uno de los cinco seleccionados de toda la institución y, aunque nadie ganó, su obra fue reconocida como una de las mejores presentadas.

En ese evento, lo que el artista trató de transmitir a través del dibujo de una persona con la cabeza inclinada y rodeada de lágrimas, era un ambiente lleno de corrupción, violencia y demás problemas sociales que, como manifestó, imperan en Honduras.

Pese a tener una familia artística, el joven es el único en tener el talento de dibujar, mismo que reforzó en un taller de seis módulos que cursó en la Escuela Nacional de Bellas Artes durante dos años y medio.

Gabriel es tan apasionado con el arte que, si inicia un dibujo, no se detiene hasta que lo finalice; no importa si son las 4:00 am, él va a seguir dibujando con la misma emoción que siente un niño cuando lo llevan a un parque, según expresó con una alegría a la que le acompañaron un par de risas.

Aun en el 2021, ese estilo de dibujo realista perduró en Galindo, quien trata de contar una historia humana a través de sus obras; para ello, el hondureño solamente utiliza lápiz de grafito a pesar de que hay instrumentos que utilizan otros artistas para conseguir ese realismo.

Algunas obras realizadas por Gabriel Galindo:

Planes futuros

El uso del lápiz grafito para dibujar tiene un fin: el joven universitario también sueña con plasmar su arte en cuerpos humanos, es decir, en un futuro también quiere ser tatuador y tener su propio estudio de tatuajes.

Para ello, Galindo quiere especializarse en el arte corporal debido a que considera que tiene un valor más alto que el dibujo; su gusto hacia los tatuajes se debe a que cada uno tiene un valor sentimental para la persona que se lo hizo, mismo que perdura plasmado para siempre.

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Gabriel reflexiona que no hay nada mejor que vivir de lo que a uno le gusta debido a que si uno trabaja de lo que ama, es más un pasatiempo que un trabajo.

En Honduras, los artistas tienen dificultad para poder vivir de su sueño en el país debido al poco apoyo que reciben por parte de las autoridades y, a su vez, por la sociedad; aun así, el Gabriel Galindo cuenta con el soporte de su familia y principalmente de su papá, puesto que “él ya pasó por eso, empezó desde abajo y llegó a los escenarios más grandes de Latinoamérica”, tal como indicó el joven.

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